Es uno de los proyectos que promueve el Deán Villalón en su sede tudelana, sufragado a cargo de los feligreses y de la ciudad. Buscó a Esteban de Obray, maestro francés, para realizar la sillería, a partir de 1519. El artista es buen conocedor de los estilos gótico y renacentista. Destacan sobre todo la verja plateresca de madera tallada con los tableros extremos, por su decoración a candelieri y su remate calado. En la tracería gótica de los sitiales se entremezclan aves, animales fantásticos y bustos humanos de sabor plateresco, que marcan el inicio del renacimiento en Navarra.
La estructura del coro es sencilla, de forma rectangular y se construye ocupando los dos tramos centrales de la nave mayor de la Catedral. Compone la sillería un conjunto de 86 sitiales distribuidos en sillería alta (49) y sillería baja (37).
Especial tratamiento recibe la silla del Deán, cubierta con calado pináculo, en cuyo respaldo recuerda Villalón a su protector Julio II, cuyas armas y las suyas coloca juntas. Además en los reposabrazos del sitial principal aparecen en medallones los bustos retrato del Papa y del Deán, uno a cada lado.